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lunes, 22 de diciembre de 2008

Satelite

Luego de reírnos un rato caí en cuenta que así me diera pena tocar piano frente a él, estaba allí para eso, Thomas era solo mi instructor y yo su alumna, para desgracia mía no tenia ninguna posibilidad con él. Era injusto pero era imposible que él se fijara en mi, la verdad si se fijara en mi estaría ciego y no creo que lo este. Y una ves más la tonada melancólica y triste sonó en aquella habitación que de alguna manera me hacia sentir bien… o bueno…mejor.

La oscuridad invadía la habitación donde nos encontrábamos, la noche llegaba con un frío amenazante y en lo alto de la ventana un satélite se empezaba a ver. La luna es una gran inspiración y consuelo en los momentos difíciles, estando tan lejos es una gran compañía en la soledad, solo esta allí… viéndote sin decir ninguna palabra. Sentía una mirada en mi rostro, esto me saco de mis pensamientos, me di vuelta para verlo y estaba junto a mi, con las manos en las teclas de marfil pero con su mente en otra parte. Nuestros ojos se encontraron y sentí como la sangre subía por mi rostro, a pesar de la fría noche sentía calor junto a él, me sentía realmente bien.

Como era de esperarse ya era tarde para volver a mi casa, me despedí todavía sintiendo el calor en mis mejillas con un movimiento de mano, él se paro de la silla donde estaba y se acerco a mi, me quede sin respiración no sabia que hacer, de lo que si estaba segura es que sino recordaba que iba luego de exhalar pronto visitaría al medico y el diagnostico seria algo así como sofocación a causa del ser más hermoso del mundo y si no moría a causa de esto, moriría de pena.

-No te piensas despedir bien por primera vez?
Inhala!!!! Al fin lo recordé. Casi me desmayo, no se si fue por no respirar o por ver a Thomas tan cerca mío.
- y como se supone que es despedirse bien?
Él era más alto que yo, cuando estuvo al frente mío se agacho y antes de envolverme en sus brazos me dedico una sonrisa perfecta. No pude resistirme y también lo abrace, era una noche fría y pensé que su helada piel era normal, su olor… me embrujaba, me extasiaba, me enloquecía, sus risas me volvieron a la triste realidad donde me tenia que ir a mi casa, donde me tenia que alejar de él.

Me sostuvo la puerta hasta que estuve dentro del carro, prendí la calefacción y puse mi Volkswagen en marcha, llegue a mi casa y me encontré a mis padres abrazados, cuando miré con atención vi a mi madre llorando. OK algo anda mal aquí y no tengo muchas ganas de saber cual seria el drama del día de hoy. Hice el menor ruido posible y subí a mi habitación. Me puse la pijama y me recosté en la cama, todavía me preguntaba porque estaría llorando mi madre y entre pensamientos y respuestas hipotéticas quede dormida.

Al siguiente día una espesa niebla se posaba por las calles de Slobozia, este no es un lindo día, ni siquiera aquí donde nunca sale el sol. El llanto de mi madre el anterior día y el panorama de éste no auguraban nada bueno. Ya estaba lista para desayunar e irme al instituto, pero cuando baje no había rastro de mis padres, no sabia que pensar ¿debería estar feliz o preocupada?. Se me quito el hambre en cuanto vi el reloj y noté que llegaría tarde a la primera clase si no salía ya me di casa.

Las clases fueron normales, mi día transcurrió normalmente, pero ni Jackie ni Ben contestaban sus celulares. Esta situación ya no me estaba agradando. Tuve la esperanza de llegar a mi casa y encontrarme a mi madre con una sonrisa y una explicación incoherente del por qué de su desaparición

Pero la casa estaba vacía, en silencio total, solo se escuchaba el movimiento de los árboles al compás del viento y las hojas que crujían cuando las pisaba. Entre y mi madre me había dejado la comida sobre la mesa y una carta al lado, no se me apetecía comer nada pero si mi madre veía la comida servida se molestaría conmigo. Di un par de mordidas y sorbos ya sabiendo por lo menos que a Jackie no se la había tragado la tierra y si esto es así, Ben de seguro está bien.

Tome la carta y la metí en mi maleta, luego tendría tiempo de leerla. Manejé hasta la casa de mis sueños, donde todo era perfecto y de nuevo había llegado muy temprano. Me acerque a una ventana viendo las grandes gotas de lluvia estrellarse contra el cristal. Me acorde de la carta y la saque para leerla. La letra era la de Jackie, pensé que era otra de sus locuras pero cuando llegue hasta el final de ésta…simplemente… dos lágrimas recorrieron mi rostro.